2 Juan 1 - 3
Llegamos hoy, amigo oyente, a la Tercera Epístola del Apóstol Juan. Ya hemos tenido oportunidad, anteriormente, de estudiar la Primera y la Segunda Epístola, o carta ...del Apóstol Juan. Es la opinión de muchos expositores de la Biblia, que lo último que Juan escribió fueron estas epístolas, y no el libro de Apocalipsis, que es el último libro que encontramos en nuestras Biblia. Nosotros también somos de la misma opinión. Por lo tanto, estas 3 epístolas fueron escritas hacia el final del primer siglo, entre los años 90 y 100 D. C., aunque es difícil señalar la fecha exacta de estas cartas.
Probablemente Juan escribió estas tres epístolas, en la misma época. Posiblemente las escribió con muy poco tiempo entre sí.
Ahora, ya hemos visto como Juan enfatizó el hecho de que la familia de Dios se mantiene unida por medio del amor, y que los hijos de Dios, los "hijitos" -como él los llamó cariñosamente-, deben amarse los unos a los otros. Juan afirmó enfáticamente, que si ellos no ejercían ese amor, entonces no eran hijos de Dios, porque los hijos tienen amor por aquellos que pertenecen a su familia. Esto no es solamente un principio espiritual, sino también es muy humano que, -salvo tristes excepciones-, suele ser un sentimiento natural en las relaciones afectivas dentro de nuestras familias.
Sin embargo, en la Segunda Epístola, Juan presentó una advertencia muy seria acerca de algunos personas que estaban visitando a las iglesias locales que eran falsos maestros, que introducían falsas y erróneas enseñanzas en la iglesia, y que por su actitud y comportamiento, eran apóstatas y anticristos; eran engañadores, y a los que un hijo de Dios, un creyente, no debía amar. Los hijos de Dios no tienen que preocuparse por el bienestar de estas personas que rechazan, reniegan y que provocan mucho daño al evangelio de Jesucristo. Juan advirtió acerca de personas que no creían en la deidad de Cristo; que negaban que Jesucristo fue Dios manifestado en un cuerpo humano. Juan dijo que aquel Verbo fue hecho carne. . . y anteriormente dijo que el Verbo era Dios; Dios manifestado en la carne. Esa fue la morada de Dios, un Tabernáculo, un templo, en carne humana, y esto es la esencia de la fe cristiana. Pero hasta que una persona no llegue a creer y aceptar esa verdad, no ha conocido al Salvador, ni ha experimentado el nuevo nacimiento espiritual. Para estas personas Jesucristo sólo fue un buen hombre, un buen líder, un personaje interesante y muy humano.
Y amigo oyente, permítanos decirle que, si Jesucristo no es nada más que un hombre para usted, entonces usted todavía no le conoce, ni tiene a un Salvador; entonces, no hay ninguna razón para recordar Su nacimiento, Su muerte, o Su resurrección. Así que, es de suma importancia, que nosotros reconozcamos que Él es Dios manifestado en un cuerpo humano, y que creamos que Su obra en la cruz del calvario tiene el poder para salvarnos: que la sangre, que Jesucristo vertió en la cruz, tiene el poder de limpiar y borrar todos y cada uno de sus pecados, y que la deuda que tenemos con Dios, quedó cancelada por el sacrificio de Jesucristo. Todo el gran "plan de salvación" que Dios mismo diseñó, pudo realizarse solamente porque Jesucristo, el hijo de Dios, voluntariamente murió y resucitó, corporalmente, para darnos el regalo de la vida eterna.
Por tanto, aquellos que niegan esta verdad bíblica, y propagan sus creencias contrarias, no deben ser recibidos, ni apoyados por la iglesia. Juan aún expresó, en su Segunda Epístola que ya estudiamos, que ni siquiera se les debería dar la bienvenida, o sea, no ayudar ni dar apoyo, a estas personas que estaban en contra de Cristo, ni asociarse con ellos, para que los creyentes no se hiciesen partícipes de sus obras malas. De modo que, el hijo de Dios, el creyente, debía ser muy cuidadoso y selectivo con las personas que le rodeaban, con los que creaba proyectos o tenía un negocio.[+] Mostrar más
activo
ESTUDIO COMPLETO DE LA BIBLIA 3 JUAN 1 EPISODIO
2 Juan 1 - 3 Llegamos hoy, amigo oyente, a la Tercera Epístola del ...
2 Juan 1 - 3
Llegamos hoy, amigo oyente, a la Tercera Epístola del Apóstol Juan. Ya hemos tenido oportunidad, anteriormente, de estudiar la Primera y la Segunda Epístola, o carta ...del Apóstol Juan. Es la opinión de muchos expositores de la Biblia, que lo último que Juan escribió fueron estas epístolas, y no el libro de Apocalipsis, que es el último libro que encontramos en nuestras Biblia. Nosotros también somos de la misma opinión. Por lo tanto, estas 3 epístolas fueron escritas hacia el final del primer siglo, entre los años 90 y 100 D. C., aunque es difícil señalar la fecha exacta de estas cartas.
Probablemente Juan escribió estas tres epístolas, en la misma época. Posiblemente las escribió con muy poco tiempo entre sí.
Ahora, ya hemos visto como Juan enfatizó el hecho de que la familia de Dios se mantiene unida por medio del amor, y que los hijos de Dios, los "hijitos" -como él los llamó cariñosamente-, deben amarse los unos a los otros. Juan afirmó enfáticamente, que si ellos no ejercían ese amor, entonces no eran hijos de Dios, porque los hijos tienen amor por aquellos que pertenecen a su familia. Esto no es solamente un principio espiritual, sino también es muy humano que, -salvo tristes excepciones-, suele ser un sentimiento natural en las relaciones afectivas dentro de nuestras familias.
Sin embargo, en la Segunda Epístola, Juan presentó una advertencia muy seria acerca de algunos personas que estaban visitando a las iglesias locales que eran falsos maestros, que introducían falsas y erróneas enseñanzas en la iglesia, y que por su actitud y comportamiento, eran apóstatas y anticristos; eran engañadores, y a los que un hijo de Dios, un creyente, no debía amar. Los hijos de Dios no tienen que preocuparse por el bienestar de estas personas que rechazan, reniegan y que provocan mucho daño al evangelio de Jesucristo. Juan advirtió acerca de personas que no creían en la deidad de Cristo; que negaban que Jesucristo fue Dios manifestado en un cuerpo humano. Juan dijo que aquel Verbo fue hecho carne. . . y anteriormente dijo que el Verbo era Dios; Dios manifestado en la carne. Esa fue la morada de Dios, un Tabernáculo, un templo, en carne humana, y esto es la esencia de la fe cristiana. Pero hasta que una persona no llegue a creer y aceptar esa verdad, no ha conocido al Salvador, ni ha experimentado el nuevo nacimiento espiritual. Para estas personas Jesucristo sólo fue un buen hombre, un buen líder, un personaje interesante y muy humano.
Y amigo oyente, permítanos decirle que, si Jesucristo no es nada más que un hombre para usted, entonces usted todavía no le conoce, ni tiene a un Salvador; entonces, no hay ninguna razón para recordar Su nacimiento, Su muerte, o Su resurrección. Así que, es de suma importancia, que nosotros reconozcamos que Él es Dios manifestado en un cuerpo humano, y que creamos que Su obra en la cruz del calvario tiene el poder para salvarnos: que la sangre, que Jesucristo vertió en la cruz, tiene el poder de limpiar y borrar todos y cada uno de sus pecados, y que la deuda que tenemos con Dios, quedó cancelada por el sacrificio de Jesucristo. Todo el gran "plan de salvación" que Dios mismo diseñó, pudo realizarse solamente porque Jesucristo, el hijo de Dios, voluntariamente murió y resucitó, corporalmente, para darnos el regalo de la vida eterna.
Por tanto, aquellos que niegan esta verdad bíblica, y propagan sus creencias contrarias, no deben ser recibidos, ni apoyados por la iglesia. Juan aún expresó, en su Segunda Epístola que ya estudiamos, que ni siquiera se les debería dar la bienvenida, o sea, no ayudar ni dar apoyo, a estas personas que estaban en contra de Cristo, ni asociarse con ellos, para que los creyentes no se hiciesen partícipes de sus obras malas. De modo que, el hijo de Dios, el creyente, debía ser muy cuidadoso y selectivo con las personas que le rodeaban, con los que creaba proyectos o tenía un negocio.[+] Mostrar más
activo
ESTUDIO COMPLETO DE LA BIBLIA 3 JUAN 2 EPISODIO
2 Juan 3 al 7 Volvemos hoy, amigo oyente, a esta Tercera Epístola del ...
2 Juan 3 al 7
Volvemos hoy, amigo oyente, a esta Tercera Epístola del Apóstol Juan, y vamos a continuar nuestro estudio a partir del versículo tres, para repasar las últimas ...ideas que expresamos al final de nuestro programa anterior, en el cual destacamos la notable personalidad de Gayo, su relación con el apóstol Juan, y el concepto que de él tenían los cristianos de su tiempo, tanto los miembros de su propia iglesia, como los predicadores y maestros itinerantes que visitaban esa ciudad en el ejercicio de su ministerio cristiano.
Posiblemente Gayo no gozaba de buena salud. Y Juan, a la vez que recordaba su estado físico, igualmente le deseaba a su amigo que su alma, su espíritu, prosperara también y disfrutara de una buena salud espiritual.
Ahora, hay muchos creyentes que están enfermos espiritualmente. Puede que tengan buena salud físicamente, pero están enfermos en cuanto a su salud espiritual. Y, por cierto, es vital, prioritario, para un hijo de Dios, un creyente, que goce de buena salud espiritual, sin olvidar el aspecto físico, claro está. ¡Es maravilloso el tener buena salud física! Hay muchos que no la aprecian, hasta el momento, en que llegan a perderla. Pero una buena salud espiritual, es algo que señalamos cuando estudiamos la Primera Epístola del Apóstol Pedro. Lo que la salud es para el cuerpo, es la santidad para la vida espiritual del creyente. El estar sano espiritualmente, es vivir en santidad. Significa que estamos creciendo en la gracia y el conocimiento de Cristo.
Así es que, la gracia, la amabilidad y bondad de Gayo, y su vivir en la verdad, eran características obvias para todos aquellos que le visitaban en su casa. Aquellos hombres y mujeres que viajaban infatigablemente como misioneros y maestros del evangelio, visitando las congregaciones de la primera iglesia, la llamada "iglesia primitiva", informaban a Juan de la hospitalidad de Gayo. Era conocido como uno de los líderes de esa iglesia, y era una persona muy generosa. No tenía ningún reparo en recibir visitas de personas desconocidas, Juan continuó en el versículo 3, donde dijo:
"Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad."
Éste fue el testimonio que otras personas, como evangelistas y maestros itinerantes dieron al apóstol Juan, destacando la bondad y amabilidad de Gayo, y de cómo su vida se regía por la verdad de la enseñanza doctrinal de los apóstoles. No solo era un hombre de recursos, sino que también era muy generoso con los demás hermanos en la fe. Este era el testimonio de todos aquellos que habían sido hospedados en su casa. En aquellos tiempos, en el mundo romano no disponían de hoteles u hostales como tenemos hoy, incluso en ciudades pequeñas. Generalmente las pequeñas posadas existentes en el imperio, eran lugares que no reunían condiciones de higiene de ningún tipo, ni comodidades, y en algunos casos, eran lugares habilitados para la práctica del pecado. Así que la costumbre era alojar a los cristianos que viajaban en casas particulares.
Por tal motivo, Juan escribió: Mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. Este fue pues un testimonio estimulante acerca de Gayo, para el apóstol. La verdad aquí era realmente la doctrina o la enseñanza de los apóstoles. El artículo aquí debería suprimirse para traducir andar en verdad. Esta era no es solo una referencia a su doctrina, sino también a su conducta. La marca o señal de un creyente es vivir en esa verdad. La verdad es aquí el pensamiento predominante. El máximo bien que identifica a un cristiano es si está andando o viviendo en la verdad y en la luz, en la luz de Dios. Y ese andar, ese vivir también se pone en evidencia a través de una conducta éticamente correcta y de amor hacia los hermanos en la fe de Cristo.[+] Mostrar más
activo
ESTUDIO COMPLETO DE LA BIBLIA 3 JUAN 3 EPISODIO
2 Juan 8 y 9 Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por la ...
2 Juan 8 y 9
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por la Tercera Epístola del Apóstol Juan. Vamos a seguir con nuestro estudio y leeremos a partir del versículo 7, ...que ya habíamos comentado en nuestro programa anterior. Leeremos los versículos 7 y 8 juntos:
"Porque ellos salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar nada de los gentiles. Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad."
Debemos decir que hemos dividido a esta Tercera Epístola, o carta, del Apóstol Juan, de acuerdo con las tres personas que se mencionan en este lugar. Se trata de tres hombres y el primero de quien habló Juan, fue Gayo. Más adelante mencionó a Diótrefes, y por último, a Demetrio. Vamos a observar a estos tres hombres, y analizar sus características y la razón por las cuales ellos merecen un espacio en esta Tercera carta del Apóstol Juan. Anteriormente, en otro programa, hemos observado lo que se dijo en cuanto a Gayo. Era un amigo del Apóstol Juan; evidentemente fue una de las numerosas personas que había sido convertidas por la predicación de Juan. Y Juan se dirigió a Gayo llamándole, "el amado". Por lo visto, Gayo no sólo era amado por Juan, sino que era amado por la congregación de esa iglesia local. Gayo era un hombre de Dios que destacó entre los demás y era también amado por ese grupo de hombres y mujeres que viajaban por todo el imperio romano testificando por Cristo.
Viajar y desplazarse en aquel tiempo no era una tarea fácil; normalmente se viajaba caminando; algunos disponían de burros, porque los caballos eran sólo para el ejército y personajes relevantes. Cuando estos primeros misioneros y maestros del Evangelio de Cristo llegaban a la ciudad donde vivía Gayo, cansados, hambrientos, necesitados de techo, comida y un refrescante baño, Gayo siempre tenía las puertas de su casa abiertas de par en par. Él los recibía y no sólo los agasajaba durante su estancia, sino también les proveía con todo lo necesario cuando se marchaban para seguir su camino y ministerio de extender el reino de la luz, el reino de Jesucristo. Esto nos indica que Gayo estaba viviendo la enseñanza de los apóstoles, y que vivía en amor. En Gayo era obvio que se cumplían las enseñanzas de los apóstoles, porque su conducta demostraba que vivía en el amor. Es interesante notar, que ni Gayo, quien los recibía generosamente, como tampoco estos misioneros y maestros, que viajaban con mucho sacrificio de un lugar a otro, nadie, ninguno, recibía algún salario. No recibían remuneración, porque ellos salían confiando que el Señor supliría sus necesidades y que Él tocaría corazones y abriría hogares para ellos. En algunos lugares recibían apoyo y sustento, pero en otros lugares no eran recibidos de esa manera. Ahora, este grupo de maestros y misioneros itinerantes no pedían ni recibían nada de los llamados gentiles, gente no judía. El apóstol les animó a proceder así, cuando dijo: Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad. Es decir, que esas personas que abrían las puertas de sus hogares para ellos, les proveían de lo necesario y les ayudaban a que continuaran su camino; éstos eran partícipes, compañeros en la extensión del Evangelio, y eso significa "cooperar con la Verdad."[+] Mostrar más
activo
ESTUDIO COMPLETO DE LA BIBLIA 3 JUAN 4 EPISODIO
2 Juan 10 al 15 Llegamos hoy, amigo oyente, a nuestro último estudio ...
2 Juan 10 al 15
Llegamos hoy, amigo oyente, a nuestro último estudio en esta Tercera Epístola del Apóstol Juan. En nuestro programa anterior, estuvimos observando al segundo de los tres ...hombres que se mencionaron en esta tercera epístola de Juan. En primer lugar, Juan mencionó a Gayo. Él era el hermano amado, a quien se dirigía esta carta. Pero en la iglesia a la cual asistía Gayo había otro hombre. Y no estamos preparados para decir si dicho hombre, llamado Diótrefes, era o no creyente. No lo sabemos. Pero lo que se dijo en cuanto a él es que ambicionaba ocupar el primer lugar. Y esto hizo que él dejara de recibir a otros hermanos, es decir, a todos los evangelistas y maestros que viajaban de un lugar a otro. Además, expulsaba a cualquiera de la iglesia que recibiera en su propio hogar a algunos de esos hermanos. Esto era algo verdaderamente trágico, ya que ellos estaban viajando por el país y eran en realidad eficaces maestros de la Biblia.
Hoy vamos a describir, en primer lugar a Diótrefes, y después a Demetrio, uno de los fieles creyentes desconocidos del pasado, pero que fue maravillosamente utilizado por Dios.
Juan había dicho de Diótrefes que era uno que ambicionaba tener el primer lugar de importancia entre los demás. Y una de sus malas acciones consistió en propagar comentarios negativos contra el Apóstol Juan y contra los demás apóstoles, porque él pretendía ser el único líder de una iglesia. Era una persona que solo pensaba en sí mismo, se daba mucha importancia, y posiblemente debía haberse elegido a sí mismo para un cargo relevante en la iglesia. Era una de esas personas que no admitía discrepancias con su forma de pensar y consideraba como adversario a cualquiera que se le opusiera. Leamos entonces el versículo 10 de esta tercera y última carta de Juan:
"Por esta causa, si yo voy, recordaré las obras que hace profiriendo palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia."
El apóstol dijo, al principio de este versículo, Por esta causa, si yo voy. Y no creemos que este "si" expresara dudas en cuanto a sus deseos de ir. Vamos a ver al final de la epístola que Juan estaba pensando en ir a ese lugar. Pero nosotros nunca sabemos lo que puede suceder en un día determinado. Así que, fue como si Juan hubiera dicho: Si yo voy, en el sentido de que si sucediera algo, si se presentara alguna dificultad, entonces el no podría ir. Pero él tenía toda la intención de hacer el viaje. No había ninguna duda en su mente, en cuanto a sus deseos de hacerlo.
Entonces la primera frase completa, quedaría de la siguiente manera. Por esta causa, si yo voy, recordaré las obras que hace profiriendo palabras malignas contra nosotros. En el Cristianismo, la palabra importante es "la verdad", la verdad se manifiesta a sí misma en el amor. Es algo tan sencillo y, al mismo tiempo, tan importante como esto. Diótrefes, ambicionaba ocupar el primer lugar, y esa es una de las características de la naturaleza física o carnal, ya que el fruto del espíritu es humildad. Pero Diótrefes era un déspota, un dictador. Ahora, hay que aclarar que la humildad o mansedumbre no indica necesariamente debilidad o cobardía. Lamentablemente, no había en esa iglesia personas que hablaran en contra de Diótrefes. Por ejemplo, a Moisés se le consideraba un hombre humilde. Pero cuando él se ponía en pie y hablaba al pueblo de Israel, no parecía ser un hombre muy manso y humilde, en el sentido en que nosotros nos imaginamos la humildad. Él hablaba clara y directamente, con la autoridad que Dios le había dado. El Señor Jesús era manso y humilde, pero en una ocasión, relatada en los Evangelios, expulsó a los vendedores del templo. En fin, consideramos que se debe hablar claro sobre este tema, teniendo en cuenta, especialmente, el ejemplo dado por el Señor Jesús, los apóstoles y escritores del Nuevo Testamento, y los profetas y escritores del Antiguo Testamento
Por todo ello Juan advirtió en cuanto a este tema, cuando dijo: Si yo voy, recordaré las obras que hace. Este personaje, Diótrefes, en ninguna manera exhibió en su vida aquello que era precisamente la marca o señal de un cristiano. Podemos decir que él, aparentemente, no conoció la verdad.[+] Mostrar más